“Toda crisis es la expresión de
la ruptura de los equilibrios de un sistema”. Así empieza Josep Ramoneda otro
de sus lúcidos artículos.
Y más adelante afirma: “Un
sistema político que no garantiza empleo a la ciudadanía está en precario”.
Curiosamente quien ya lo había entendido fue el primer gobierno de Aznar que
viendo que había ganado con un margen justo las primeras elecciones del 1996,
decidió tomar medidas que facilitasen empleo de manera rápida, junto con un
crecimiento fácil. Y eso lo explica Mariano Guindal en nuestro documental. Y
ahora sabemos que esas medidas electoralistas y poco cuidadosas con las
tensiones del sistema económico han sido fundamentales para desequilibrar
nuestro defectuoso sistema productivo: un sistema frágil que envía cada vez al
paro a miles de trabajadores al mínimo desajuste. ¿Es ese nuestro drama principal?
Sin duda. Somos muy malos equilibristas, y sobre todo muy malos mirándonos en
el espejo. Quizás por eso nuestra relación con las crisis es endémica…
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